Bierzo

La E.O.I. celebrará el día de la Francofonía con memoria alsaciana sobre la II Guerra mundial

La Escuela Oficial de Idiomas de Ponferrada (E.O.I.) acogerá una conferencia titulada «L’Alsace dans la seconde guerre mondiale» («La [región de] Alsacia en la II Guerra Mundial») el próximo martes 20 de marzo, Día Internacional de la Francofonía.

La charla, que comenzará a las 17 horas de la tarde, correrá a cargo de Nicolas Besson, natural de Estrasburgo que ha colaborado con la escuela en calidad de profesor en prácticas desde enero del presente 2018.

 

Esta actividad está organizada por el departamento de francés de la E.O.I. con motivo de la celebración del Día Internacional de la Francofonía o Día Mundial de la Lengua Francesa en las Naciones Unidas (hay uno para cada una de las seis principales lenguas del mundo -inglés, español, chino, árabe, francés y ruso-). La lengua gala, debido la presencia e influencia de la vecina nación en todo el planeta, es hablada en los cinco contentes (es oficial hasta en la República de Vanuatu, en Oceanía -donde además Francia mantiene un territorio en la Polinesia-), lo que la convierte en un vehículo de comunicación universal. En El Bierzo, se estudia como segunda lengua extranjera en los institutos y, claro está, en la E.O.I., donde se imparten cursos de todos los niveles.

En esas labores de enseñanza ha estado colaborando el conferenciante del próximo martes, Nicolas Besson. El joven alsaciano (no alcanza las veinticinco primaveras) ha estado ejerciendo, durante los últimos meses, de profesor en prácticas, figura conocida a veces como «lector nativo», de cara a completar los requisitos de un máster de enseñanza del francés como lengua extranjera que cursa en la capital europea de Estrasburgo, su ciudad natal. La charla, que se basará en la experiencia personal transmitida por su familia (en especial sus abuelos) en lo referente a los años de ocupación de Francia por parte del III Reich, será asimismo el acto de despedida de este visitante harto conocido en la Escuela Oficial de Idiomas y en los MeetingPoints (charlas coloquiales en inglés y francés) del Ecobar Coherencia.

La conferencia comenzará a las 17 horas y a su término se aceptarán preguntas. Se desarrollará en francés y, aunque el lector asegura que hablará «lentamente y de la forma más clara posible», también señala que se requeriría un nivel medio-bajo (B1) para entenderla completamente. El tema elegido, dice, «no se trata de un asunto que haya simplemente estudiado en la escuela sino de algo a lo que estoy directamente ligado a través del testimonio de mis abuelos, quienes han compartido conmigo sus experiencias vividas». Alsacia, región del noreste de Francia fronteriza con Alemania, fue un territorio disputado entre esas dos potencias europeas hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, con las consecuencias dramáticas para sus pobladores que cabe imaginar.

El martes 20, previamente a su vuelta a Europa y abandonar la nuestra, Nicolas Besson ofrecerá a todos los ponferradinos unas gotas de memoria personal e historia de su región, Alsacia, cuya delicada situación (muy a su pesar) en un periodo convulso para el viejo continente es un ingrediente más de esa historia común europea que «es necesario siempre recordar a pesar de lo vergonzante que sea a fin de no olvidar por qué somos quienes somos hoy y gracias a qué», opina este colaborador de la E.O.I.

 

El alsaciano Nicolas Besson, colaborador de la Escuela Oficial de Ponferrada.

Será una cita para el martes a las 17 horas que «no se trata de un curso de historia con cifras, hechos y datos, sino de una historia contada gracias a la herencia de mi abuela y de mis antepasados, quienes lo han vivido desde su ventana» y una oportunidad de obtener esa visión de quien se ve parte de «la última generación que puede todavía estar ligada directamente al testimonio de esta guerra» de la mano de un joven profesor que abandonará Ponferrada, tras completar sus prácticas, la próxima Semana Santa.

Dejará una ciudad en la que ha pasado casi tres meses entre su casa del barrio de los Judíos y la Escuela Oficial de Idiomas. De este centro académico, destaca el trato amable y la ayuda recibida del resto de profesores, así como la metodología integral de la institución, en la que el trato con el alumnado es más horizontal y abarca esferas tanto pedagógicas como personales y de ocio, lo cual encuentra vital para el proceso de enseñanza-aprendizaje de algo tan comunitario como es el uso de una lengua. Un sistema como el aquí desarrollado es positivo porque, dice, «cuando uno enseña una lengua extranjera, la mejor manera de hacerla interesante a los alumnos es combinar lo útil con lo agradable proponiendo a veces actividades lúdicas, interesándose por la vida de cada uno… todo ello les ayuda a progresar en francés».

Sobre la ciudad que deja, el reflejo en una mente veinteañera, vital y cosmopolita nacida y criada en el corazón de Europa no podía ser otro que el de cierta desolación por la falta de jóvenes y por los visibles efectos de una crisis financiera hasta ahora sólo conocida como tema en los medios de comunicación. En los aspectos indudablemente positivos: los paisajes campestres, la comida (entre sus favorito: los chichos y el lomo adobado)… y el vino de la tierra. «¡Adoro el vino rojo [tinto]!» -reconoce sin rubor.

El mejor regusto de su estancia habrá de quedar posado el martes a las 17 horas, cuando todos los bercianos interesados acudan a conocer la memoria de Alsacia en la II Guerra Mundial gracias a la aportación en la Escuela de Idiomas de Ponferrada de este joven profesor.

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