Un autobús urbano ardía ayer en la Avenida de la Libertad, por fortuna sin consecuencias personales, y mostraba a la ciudadanía el paradigma de la gestión de servicios por parte de un alcalde netamente antiponferradino: carísimo atrezzo que dice cambiar las cosas y lo único que hace es empeorarlas y malgastar los impuestos que pagamos dos veces. Arden autobuses, pero se adquieren otros a precio de oro que no cumplen ningún criterio de sostenibilidad. Se cambia el color de los vehículos, pero la tecnología anunciada en forma de pantallas y pulseras telemáticas no aparece por ninguna parte. Se graban videos, pero se oculta que un servicio como el TUP de Olegario Ramón le cuesta a l@s contribuyentes el triple que cuando gobernaba Samuel Folgueral, por ejemplo, para ofrecer peores prestaciones con la misma empresa a la que el hoy alcalde insultaba desde la oposición. Nada que le preocupe, eso sí, a un Olegario Ramón que dispone de sendos coches oficiales y viaja con chofer/guardaespaldas mientras la ciudad se llena de basura por una huelga de la que no quiere oír hablar.
¿Qué hace el alcalde acabado entre tanto? Visitas electorales a ministerios que “avalan” la creación de un nuevo Juzgado en Ponferrada. Sería bueno para el territorio, pero lo de ayer no es más que un brindis al sol. Porque de poco vale que en una reunión informal se “avale” un Juzgado de Familia si falta lo imprescindible: una petición del Tribunal Superior de Justicia y el visto bueno del Consejo General del Poder Judicial, nada menos. Por el mismo precio el alcalde se pudo traer de Industria un “aval” para una base de lanzamiento de cohetes al espacio, porque sólo faltaría el ok de la Agencia Espacial Europea o de la NASA. A este equipo de gobierno fallido con un alcalde acabado la ciudadanía le está pagando la campaña electoral.
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