Carta abierta del berciano Daniel Volgy con motivo del incendio del Pajariel
Desde Volgy Studio nos hacen llegar una carta abierta escrita por el berciano Dani sobre el incendio de ayer miĆ©rcoles del monte Pajariel, ya que afirma encuentra inspiración y energĆa diaria en ese monte:
Carta Abierta A Los Peores
con motivo del incendio en el monte Pajariel, el 27 de Septiembre de 2017.
A los pocos, nos gusta escribir sobre lo escaso que en apariencia se acerca a ser razón de experiencia. Quien escribe estos caracteres, es asiduo paseante del pequeƱo monte Pajariel. Asiduo en tanto que dĆa tras dĆa sube hasta alcanzar su modesta cima, al encuentro de corzos, ardillas, perdices, tĆmidos pĆ”jaros y legión de insectos y reptiles -hoy algunos menos, y que dentro de unos meses bajo el yugo del cazador, vĆctimas sin nombre serĆ”n-. Somos minorĆa los que cada dĆa nos saludamos sobre esa tierra sin necesidad de conocer el nombre del otro. Mujeres y hombres, adultos e infantes que hacen de ese espacio su parque municipal. Ciclistas que encuentran en las sendas perdidas la emoción y el derecho de una acción fugaz. Pocos tambiĆ©n son los Ć”rboles, tan siquiera decanos, que este pobre monte alberga, y menos aĆŗn los castaƱos que este aƱo no se han secado. La flora y la fauna que viven sometidas al tormento del animal humano, ven como cada instante corre en su contra. De eso sabemos bastante en tanto que incendios, canteras, minas, chimeneas contaminantes, cazadores y un clima adverso van modelando poco a poco el futuro desierto berciano.
Como buena tribu que encuentra en la tradición parte de su cultura e identidad, una vez mÔs ha ardido el olvidado monte Pajariel -junto a tantos otros incendios que han barrido este año especialmente, las conocidas y reconocidas delimitaciones geogrÔficas, de el Bierzo, y la Cabrera-.
Olvidado por muchos, y condenado por sus representantes. Palabra sinónima de mediocres, de los peores. Esos que se valen del ejercicio de un poder vacuo temporal, no ya en un sentido estatutario, sino en el uso de lo ininteligible, y de lo absurdo. Quien escribe, hace meses que denunció el polvorĆn que es dicho monte, ante el excelentĆsimo ayuntamiento del principado berciano, llĆ”mese Ponferrada. La tuerca de ese engranaje que me respondió, se limito a sostener que ellos habĆan hecho lo propio ante el reino de Castilla.
La experiencia sensible que me otorga el deber de escribir estas palabras, quiso que yo mismo me encontrase con la columna de fuego y humo en mi camino habitual, mientras que bandadas de aves huĆan, asesorĆ”ndome que hiciese lo mismo, no sin antes avisar a emergencias. Fue en mi descenso hacĆa la metrópolis que un representante del reino castellano, me solicitó una pausa para compilar mis datos de observador, pero mĆ”s datos recabe yo, al ver su mano temblorosa. PolicĆas que estupefactos cuentan como llevan dos aƱos intentando que el trono ajusticie al peligroso monte. Uniformados que rememoran como hace aƱos una poda masiva quedó sin recoger para sembrar asĆ el campo de minas que es hoy.
Amigo Pajariel, en tus suelos yacen millones de ramas secas, cortadas, podadas, centenares de troncos talados por acción natural, pública o privada como cadÔveres en un infierno bélico. Amigo Pajariel que peligroso eres con toda esa dinamita adosada a tu pecho.
Pajariel, nuestro parque municipal que en unos meses perderĆ” aĆŗn mĆ”s población gracias a los disparos de aquellos que perpetĆŗan en el ejercicio del poder a los peores. Cazadores hambrientos, que dependen de estos corzos y perdices para vivir, para sobrevivir al duro invierno, Ā”pobres cazadores! -nótese la ironĆa, no me vaya a suceder lo que Albert Pla-.
Pobres e ilustres representantes polĆticos, de ayer y de hoy, vayan escribiendo el guion y preparando el disfraz para el próximo incendio. Para el dĆa en que una bala atraviese el pecho de un civil en nuestro parque. Vayan a la peluquerĆa, y pongan a punto cada Ć”pice del rizo electoral pues de Ć©l depende su sonrisa.
Lloren aquello que no supieron preservar pues suya sera la dicha del lamento.
”Ay animal humano, cuando darÔs paso al próximo hegemónico animal!
Hay ke joderse con algunos urbanitas….
Otro come lechugas
Excelente, carta, lastima, que muchos no sepan leerla ,
Este es tu colega Xan del perro
Estos estĆ”n tontos lo ke tienen ke empezar aplicar la ley de montes . ….y empiece el seprona actuar
Jajjaajj
Muy buenas advertencias y genial descripción de lo que sucede en nuestro Pajariel asà como en otros montes. Ante las desgracias luego saldrÔn todos ellos a sacar tajada. Penoso. Totalmente de acuerdo con estas palabras.
Todo grano de arena tenĆa que ser importante y sumarse a esa sin razón de h.p. incendiarios ,que no llego a comprender quĆ© es lo que le mueve a semejante hecho ..
Jajajjajaja aún no he visto yo a ningún paseante ponferradino que cree que el monte es un parque coger una azada o una pala para ayudar a los vecinos de los pueblos cuando se reparan caminos. Pero lo que si vivimos de seguido son esos amantes de los parques de ocio hacer sendas ilegales cortando Ôrboles indistintamente sean Robles, encinas o demÔs para poder hacer de un monte un atractivo de diversión
Comparto
Buena reflexión señor. Pero hecharle en cara el tema de la caza, que es totalmente legal y recordarle que al ayuntamiento hay que dar gracias por vigilarlo, ya que ni un solo metro cuadrado de ese monte es de su propiedad. Un saludo.
Me encanta. Se quema el monte y sólo sabemos ver lo nuestro y echar mierda sobre otros colectivos, en vez de echarsela al verdadero culpable.
Todos los que frecuentamos el Pajariel, seamos bien vistos o no, lloramos su pƩrdida.
Da igual que seamos urbanitas, paseantes, ciclistas, cazadores, ganaderos, «vÔndalos» a caballo, en moto (entre los que me incluyo), en quad (me incluyo), en todoterreno (me vuelvo a incluido) o en burra joder! TODOS lloramos su pérdida.
Este caballero no sabe todabia que en su dia se han plantado pinos para extraer madera al cabo de unos aƱos como se ha hecho ahora, y los tecnicos han decidido que las ramas de poda y restos de corta quedan como compost , y olvidese de los cazadores, nosotros somos los mas interesados que no arda el monte