Viaje a los 80’s

No había teléfonos móviles, pero si mucha energía y muchas ganas de vivir. Fue la década de los 80. Diferente, especial, mágica. Hay cosas que solo pueden suceder una vez. Pasaron muchas cosas y a mucha velocidad. Y lo fue para su música. En un país donde todo estaba por hacer, el pop español vivió su época dorada.

¿Quién no recuerda ‘Corazón de Neon’, ‘Sabor de amor’, ‘Mi agüita amarilla’ o ‘Aquí no hay playa”? Temas clásicos de la dácada prodigiosa de la música de este país que regresaron anoche a Ponferrada y que ya forman parte para siempre de la memoria colectiva y sentimental de varias generaciones. Fue en el Auditorio Municipal de la capital berciana en la segunda jornada musical de las fiestas de La Encina.

Fueron los líderes de algunas de las bandas más emblemáticas de aquella década. A las 10 de la noche saltaron al escenario Los Limones, con su líder Santi Santos, que ejerció de maestro de ceremonias durante toda la noche al ir presentando -y en algunos casos acompañar- a todos los artistas que participaron en la jornada que se alargó hasta las dos de la madrugada. Y lo hicieron sin un ápice de nostalgia, más bien como un viaje al pasado, a los 80, para pasarlo bien y hacer disfrutar a un público entregado que abarrotó el pabellón ponferradino.

Jóvenes, otros ya no tan jóvenes, otros que lo fueron e incluso los que ya dejaron de serlo. Pero todos entusiastas. Varias generaciones que corearon algunos de los temas más emblemáticos del pop español.

Tras Los Limones saltaron al escenario Nacho Campillo, de Tam Tam Go, Javier Gurruchaga, de la Orquesta Mondragón, Javier Ojeda, de Danza Invisible, Pepe Begines, de No me pises que llevo chanclas, Pablo Carbonell, de Toreros Muertos, Bernardo Vázquez, de Los Refrescos y Miguel Costas, de Siniestro Total, que repasaron algunos de sus temas más populares.

También sonaron algunos temas míticos de otras bandas de la época como ‘Insurrección’, de El Último de la Fila, ‘Déjame’, de Los Secretos, o ‘La chica de ayer’ del desaparecido Antonio Vega, entre otros temas.

No hubo mecheros, pero si móviles, muchos móviles grabando y haciendo fotos. Muchas cosas han cambiado desde entonces. Pero lo que nunca cambiará son el entusiasmo y las ganas de vivir y de disfrutar.

Por Miguel S. Buxó