Raquel Gago, la policía local detenida por el crimen de Isabel Carrasco, actuó como intermediaria entre un toxicómano asturiano y Montserrat, quien fue la que se desplazó a Asturias a realizar la compra de una pistola y un revólver.
Fue con este último con el que supuestamente cometió el asesinato, borrándole previamente el número de serie para impedir su seguimiento.
Así, el juez entiende que la agente usó sus contactos como policía para localizar el arma, lo que la convierte en cómplice al ser conocedora de las intenciones al comprar al arma.
El revólver es un Taurus 32 HR 38, un arma considerada muy efectiva porque el casquillo queda en el tambor y es muy silenciosa.
Ahora la policía está investigando si madre e hija habían realizado prácticas de tiro con las armas, ya que los disparos realizados eran mortales.
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