[miniRépor] Marco Perez Tonella: el tesoro itálico de El Bierzo

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El profestor de italiano Marco Perez Tonella, en su aula de la Escuela Oficial de Idiomas de Ponferrada.

Marco Perez Tonella tiene 41 años y una hija que junto a su novia le espera en Madrid, donde lleva 10 años viviendo, cada viernes a que vuelva del trabajo… desde Ponferrada. «Salió una convocatoria en CyL», nos dice, y se apuntó. Ha alquilado un piso en la capital berciana, en la que ejerce un oficio que ya le ha llevado a León y Salamanca: es profesor de italiano en la Escuela Oficial de Idiomas.

El pasado mes de octubre, el curso escolar arrancó en la Escuela Oficial de Idiomas de Ponferrada con una bellísima novedad: se impartirían cursos de italiano. El encargado de hacerlo sería Marco, un lombardo que ha sido muy bien acogido en la comunidad que forma la E.O.I. y que a pesar de la distancia con su familia disfruta, equiparándola con la de las dos hermosas capitales leonesa y salmantina, con la calidad de vida en Ponferrada, que califica muy superior a la de Madrid.

«Las EE.OO.II. son las grandes desconocidas de la educación española», dice y nos instruye contándonos que en 1911 nace esta institución, en Madrid; para él, como buen extranjero víctima del negroleyendismo, un ejemplo sorpresivo de modernidad para la España de esa época. «Y había muchas mujeres [alumnas] ya en 1911», nos dice sobre aquella primera Escuela Oficial de Idiomas ahora Jesús Maestro en la capital, algo que no encaja, «muy diferente de la representación que [generalmente] se hace» de nuestro país. «No existen centros así en el resto de Europa y puede que los problemas [de las Escuelas de Idiomas] vengan del desconocimiento», nos dice un docente al que hemos podido ver en su salsa, aportando con saber hacer a ese «ambiente muy vivo» que destaca de las EE.OO.II., en plena faena culinaria en nuestra visita a su aula el pasado noviembre, cuando organizó una clase en torno a la preparación de recetas de comida típica italiana. La Escuela de Idiomas es proclive a este tipo de actividades aparentemente extra-académicas, y con Marco Tonella al mando de los fogones del recién inaugurado departamento de italiano, que él pone en marcha, cabe augurar que esta receta pedagógica se vuelva a llevar a cabo.

La clase de italiano del día de nuestra visita fue sobre preparación de recetas de comida típicas de Italia, con lo que todo el vocabulario (léxico gastronómico y operacional) fue puesto en uso en el aula.

Además de las clases (y el departamento) de italiano en la E.O.I., Marco se ha hecho cargo de la asignatura «italiano aplicado al canto» que cursan casi una decena de alumnos del Conservatorio Cristobal Halffter de la capital berciana. De los distintas capacidades que han de ser desarrolladas al aprender una lengua, este curso, un poco diferente, se centra en la dicción (la expresión oral): cómo se pronuncian las palabras. Pero, nos cuenta Perez Tonella, «el italiano de Puccini o Verdi es muy literario, del Siglo XIX», con lo que la comprensión es necesaria e importante. Para el profesor, que es Doctor en Historia, en esta asignatura, que, como él mismo afirma, mejora la oferta del Conservatorio como institución, como en todas las demás, «la enseñanza de un idioma es enseñanza de cultura, también gastronómica; y de cultura musical e historia».

El italiano, aprendemos con Marco, es un idioma per se literario en origen, ligado a un proceso de unificación política de una península harto diversa en variantes dialectales, por lo que enseñar ese italiano de Verdi es, de alguna forma, volver a los orígenes literarios del idioma, algo, según Tonella, «muy gratificante». La vasta cultura del maestro es seguramente una de las razones por las que los alumnos están muy contentos con contar con él en El Bierzo como profesor nativo. Él está muy satisfecho de conocer la comarca y, dice, del alumnado de la E.O.I., que «es muy disponible [por predispuesto] a aprender» y que le agrada repetir la posibilidad que ya tuvo en León capital de trabajar con músicos. «Me encantaría quedarme pero sólo soy interino hasta septiembre de 2019», nos revela con la convicción de estar cumpliendo las expectativas de los muchos demandantes, sus alumnos, los cuales ve «contentos de que haya sido ofertado» el curso de italiano en la capital berciana y de que se haya hecho cargo del mismo un profesor nativo.

 

Italia y España; Lombardía y El Bierzo

La Escuela Oficial de Idiomas de Ponferrada oferta desde este curso clases de italiano, al cargo de las cuales se encuentra Marco Perez Tonella.

Marco es un amable lombardo que nos compara su paraíso con El Bierzo y su nación con la nuestra. «Italianos y españoles son primos hermanos», dice; «el sentido del humor es muy parecido», añade. Por todo ello, cree, el aprendizaje del idioma italiano, «similar al español», señala, «da muchas satisfacciones [a los alumnos]».

Es oriundo de Varese, la cual «los apasionados del baloncesto la conocen», asegura. La ciudad tiene unos 80.000 habitantes y la región, Lombardía, «es una tierra de bosques», nos relata. Con generosidad, agradece esta experiencia en El Bierzo porque «vosotros también tenéis bosques a diferencia de Castilla». En cuanto al carácter, Marco afirma que tal y como los «leoneses o bercianos son más reservados que en otras partes de España, distinto al estereotipo de los españoles», ese estereotipo «es similar en Italia» y «los lombardos somos más reservados». De su patria chica se ha traído la afición a la montaña, la cual le ha empujado ya a los Aquilianos, donde encontró paisajes que, dice, le recordaron a su zona, generoso parecido el que encuentra nuestro visitante lombardo y que es de bien agradecer por el piropo que supone tal comparación con esa bellísima región alpina.

En Lombardía se mantiene todavía el dialecto endémico, nos cuenta; «prefiero decir “lengua” para evitar las connotaciones negativas» del vocablo «dialecto», corrige. En su opinión, «Italia tiene muy buena convivencia entre identidades, aunque ahora hay algunos problemas». «Me da un poco de pena que mi país se ha cerrado hacia todo lo que viene de fuera», nos dice en un sutil y suficiente resumen de su opinión sobre la situación política de la península vecina.

Marco Perez Tonella también enseña dicción y lengua italiana a los estudiantes de canto del Conservatorio de Música Cristobal Halffter de Ponferrada.

Curiosamente, en un nuevo giro contra los estereotipos, Marco contrapone el modelo español frente a los «países con tradición centralista». Le gustan las «pautas de España» para fomentar la diversidad y la estructura de país que España creó a partir de la Transición, en referencia a la situación de las lenguas co-oficiales en según qué comunidades autónomas.

Sus abuelos maternos eran hablantes de lombardo, lo que desde pequeño le permitió conocer esa lengua y descubrir el efecto estigmatizador de la exclusión cultural. «Mi abuelo hablaba lombardo y él tenía esa vergüenza; “tú que has estudiado [le decía su abuelo], ¿por qué quieres hablar lombardo?”» respondía su familiar cuando él le preguntaba por alguna palabra. «Al final siempre me la decía», recuerda con cariño. Veía ese estigma social de los pobres que se avergonzaban de su forma de hablar porque «les habían metido eso en la cabeza», aunque confía en que eso haya cambiando ya que «las nuevas generaciones saben distinguir y valoran toda las lenguas».

En su clase de italiano, está claro que él es capaz de que esas nuevas generaciones (y no tan nuevas) aprendan y valoren en el idioma, la cultura, la música (¡y la gastronomía!) que les está enseñando.

 

En los fogones del aula de Marco

Actividades como la de la imagen, en la que una clase de idiomas gira en torno a una actividad cotidiana como la cocina, u otras de tipo musical, cinematográfico o teatral son habituales en la Escuela Oficial de Idiomas, un centro donde la interacción de los alumnos entre ellos y con las distintas manifestaciones culturales de las lenguas que estudian forma parte de la metodología.

Visitamos la clase de italiano de Marco Perez Tonella un jueves de noviembre coincidiendo con una lección muy particular: una inmersión culinaria en Italia y lo italiano. Tal y como nos había comentado, el modelo de las Escuelas Oficiales de Idiomas busca acercar no sólo la letra fría de la lengua sino la cultural de la nación que así se expresa y en esa diversidad de manifestaciones populares están, por ejemplo, la música… y la gastronomía. Llegamos y pillamos a Marco literalmente con las manos en la masa: hoy toca preparar en italiano un delicioso postre, el celebre tiramisú.

Los ingredientes de esta clase son bastante variados. El primero con quien hablamos responde al nombre de Fernando. Destaca por ser el más joven, con 19 años. Estudia un ciclo superior y se plantó en la E.O.I. par aprender italiano por «amor al país desde pequeño» generado a través de «la música italiana». Es prudente y dice que todo va muy bien «aunque no hemos hecho exámenes aún» y reconoce que se «imaginaba algo así», no muy formal, dice en referencia a un curso que califica de «muy dinámico», frente a lo que supone que serán las clases de otros idiomas donde habrá una premura por el interés práctico futuro… algo en lo que los compañeros con experiencia en otros idiomas en la E.O.I. le matizan, pues saben que el modelo lectivo de la escuela es sorprendente en todas las ramas.

Dolores es una profesora de biología jubilada cuyo hijo vive en Milán. Ella es toda una veterana de la E.O.I., ya desde tiempos en los que la técnica pedagógica no era tan flexible como ahora ni las instalaciones tan modernas (la E.O.I. estuvo sita durante muchos años en el Álvaro de Mendaña). Para ella, el italiano es el cuarto idioma que estudia y sobre el profesor, Marco, dice que es «maravilloso», y él y todo muy preferible a las metodologías de hace 30 años cuando ella estudió inglés y se potenciaban otros aspectos. Ahora hay «más conversación, no tanta memorización», dice: antes era inimaginable «esto» (afirma en referencia a la clase dedicada a hacer recetas de cocina).

Nos embarcamos en una charla con otros tres alumnos: Charo, José Eugenio y Salomé; los tres comparten la afición y el encanto por el idioma y el país. Salome nos dice que ha ido varias veces a Italia y Eugenio que repetir ese viaje a medida que aprende el idioma puede ser un gran placer. De Marco destacan que es «muy participativo», «no te cuesta: no es nada árida la clase», aseguran; y valoran los contenidos de cultura (y gastronomía) italiana. Los tres se muestran encantados de tener un profesor nativo.

Encina, como Fernando, no conocía la institución y dice que la E.O.I. le «ha sorprendido» por ser «muy agradable». «En clase todo el mundo aporta», «nos divertimos con nuestros errores y con los de los demás» asegura del ambiente de un centro al que la mayoría de los alumnos acuden por interés puro en el materia.

Para Alejandro Miguélez, ese interés tiene nombre y apellidos: los de los familiares de su mujer, que regentan un conocido y prestigioso restaurante italiano en la Calle del Reloj en un edificio cuya reciente soberbia restauración fue y es una aportación a la ciudad extraordinaria. Él tiene el título de inglés, pero espera ir avanzando también en italiano para que en sus visitas a la familia política su facilidad con esta lengua crezca. En su opinión, una institución como la Escuela Oficial de Idiomas aporta un «valor cultural a la ciudad».

Imagen de la Escuela Oficial de Idiomas de Ponferrada.

Termina nuestra visita en la que se comprueba una vez más que la E.O.I. no es solo un centro de estudio y aprendizaje sino un motor cultural y de socialización de la ciudad, una joya o más bien un joyero en el que se guardan tesoros como Marco Perez Tonella, ciudadano de Varese cuya presencia en Ponferrada invita a la evocación de cierta cita («los casas hacen la aldea, los ciudadanos hacen la ciudad»). Los más de 30 afortunados de la Escuela Oficial de Idiomas y la decena de alumnos del Conservatorio que este curso disfrutan de Marco como profesor dispondrán de su calidad humana y pedagógica hasta junio, cuando, debe caber esperar, veremos cómo se consolida en la Escuela Oficial de Idiomas el curso de italiano de cara a años venideros para que así la ciudad siga enriqueciéndose educativa, cultural y humanamente con el crecimiento de una institución fundamental gracias a la labor que en ese ambiente culto y alegre llevan a cabo profesores de la talla de Marco Perez Tonella.

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